lunes, 18 de junio de 2012

Los dos creímos que la mejor manera de mantener una relación era desde la confianza y el respeto mutuo. Siempre pensamos que éramos seres especiales que merecían ser reconocidos como tales y ser entendidos como genios sin lámpara perdidos por una sociedad incapaz de apreciar nuestros detalles.
Las sorpresas venían en las situaciones más críticas, cuando nadie esperaba aquella respuesta, uno de los dos la daba.

Pero, mi amor, siempre has ganado tú.

Cada día me sorprende más descubrir que no eres quien yo creía y que tienes la inmensa capacidad de seguir dándome motivos para abrir la boca cada vez que haces alguna idiotez sabiendo que con ello me hieres.

Hacía tiempo que no pensaba que a alguien le pudiera importar tan poco hacerme tanto daño.