miércoles, 5 de septiembre de 2012

La seguridad de que lo que venga es lo mejor.

Esa bendita certeza de dejarse hacer por el universo.
Te quiero mirar.
Lo quiero hacer de verdad.
Quiero ir hasta tus ojos y verte.

Te quiero escuchar.
Con atención, con admiración.
Quiero acercarme a tu boca y dejarme susurrar.

Pero, mi amor, tú y yo alejamos cada vez más nuestros sentidos.
Cada vez somos más prisioneros de la lejanía.
Y cada vez más se esfuman las ganas.

De recordar la vista o el oído.
Y de que a mí se me olvide que ya se fue.

Mi confianza en ti.