
No tiene nombre.
Anónimo es así, poco conocido.
Sin embargo tiene numerosas obras escritas, pintadas, dirigidas y machacadas.
Se le menta mucho en diversos ambientes.
Anónimo es así, no se preocupa de que le conozcan.
Lo hace.
Sin más.
Ni menos.
Se hace, se busca, se encuentra y se guarda para sí.
Algunos se llaman anónimos al esconderse en pseudónimos. Ah! Infelices...
¿Cuánta sabiduría puede guardar Anónimo?
Él es así, lleva tantos años dedicándose a la vida que ya ha olvidado lo que era vivir. Juraría, incluso, que varías personas usurpan su nombre.
La inseguridad hace tanto.
La humildad consigue aún más.
Anónimo, gracias por existir, pero...
¿Quién eres, Anónimo?
Incomprensiones nocturnas, diurnas y vespertinas (Episodio I)