sábado, 31 de octubre de 2009

Notas en la cama

31/10/09 - 9.33

Nunca quise escribir epitafios de amor, pero al encontrarme de frente a la soledad no me quedó más remedio que sentarme con ella cara a cara, invitarla a un café y rescatar de mi memoria presente todo aquello que nos había ocultado a las dos.

La reacción esperó tres miligramos cúbicos de segundo para hacerse patente y comenzó a atormentarla por sentirse desubicada.

Se levantó, cogió su abrigo, me miró con el desdén propio de alguien que se sabe poseedor de tus derechos sin llegar a haber pujado jamás por ti en una subasta y se fue.

Al alejarse, su halo de grandeza y magnificencia se agrandó cuando, a voz en susurro le grité:

-Esta noche nos vemos.

Girose y emprendió su camino hacia mi mesa de cobre.

-¿Para qué?

-Para echarte.

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Pensamientos absurdos