domingo, 22 de noviembre de 2009

Cerraduras oxidadas

¿Sabes que la primera noche de aquella primavera fría tú no estabas?
¿Sabes que te llamé llorando cuando peor lo pasaba?
¿Sabes que nadie, jamás, se enteró de la mitad de lo que pensaba?
¿Sabes que, después lo supiste y me hacías sonreír haciendo como que no te enterabas?


Verás, las cerraduras antiguas, esas que admiten gachas dentro, se oxidan.
A veces crees que no hay Titanlux que valga.

¡Ja!

Claro que no, la tila es el principio.
Y los principios acaban por los finales, y los finales dan a luz principios.

Esto es así, nada nuevo bajo el sol, salvo que tú y yo seguimos siendo las de siempre.
Más viejas, pero las de siempre.

A la tila

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