sábado, 20 de noviembre de 2010

Sabemos, desde lo más profundo y doloroso que no es suficiente.

Pero lo niegas.

Como si ignoraras que no es de lo que me entero lo que me duele, sino aquello de lo que no me quieres hablar para no evidenciar que no.

Que no soy suficiente.

Disfraza por tanto las excusas, vacila ante las peticiones y duda cuando me mires a los ojos. Sólo cuando estés a 208 segundos de mi te darás cuenta de que es más que un número.

Podría ser suficiente, pero, para ti, no lo es.

No lo soy.

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Pensamientos absurdos