Entonces subió a su calesa, recogió su bello pelo rubio y recordó que en algún momento la llamaron como aquel personaje literario.
No quedaba nada de aquello, sólo el terrible juicio de Paris entre las tres diosas.
Nada quedaba, todo había cambiado y ni siquiera recordaba cuándo había empezado toda aquella decadencia.
Ella ya no era M...
Volvía a ser Jude.
martes, 5 de julio de 2011
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Pensamientos absurdos